
2.-
El siguiente dedo es el dedo
índice. Ora por quienes enseñan, instruyen y
curan. Esto incluye a los maestros, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo
y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Tenlos siempre
presentes en tus oraciones.

4.-
El cuarto dedo es nuestro dedo anular.
Aunque a muchos les sorprenda es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir
cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más débiles, con
muchos problemas o postrados por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de
día y de noche. Nunca será demasiado lo que ores por ellos. También debe
invitarnos a orar por los matrimonios, en cuyos dedos anulares llevan la
alianza de su matrimonio.
5.-
Y por último está nuestro dedo meñique,
el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos vernos ante Dios y ante
los demás. Como dice la Biblia, “los últimos serán los primeros”. Tu meñique
debe recordarte orar por ti. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos,
verás tus necesidades en la perspectiva correcta y podrás orar mejor por las
tuyas.
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