Una gran multitud de gente salió de sus casas al encuentro de Jesús. Habían
oído muchas cosas hermosas de Él, de su amor por los niños, por los pobres, de
la sabiduría de sus palabras, de que sanaba a los enfermos.
Entonces, cuando lo vieron montado en un asno se acercaron lo más que pudieron agitando entusiasmados ramos de palma y olivo. Y gritaban llenos de alegría:
¡“Viva, viva. Aquí llega el Rey, el Mesías. Bendito sea el que viene en
el nombre del Señor”!
No hay comentarios:
Publicar un comentario